QUIÉNES SOMOS

La Unidad de Atención Integral a Víctimas de la Defensoría del Pueblo (antes Unidad Nacional de Justicia y Paz), nace en el marco de la Ley 975 de 2005, denominada igualmente Ley de Justicia y Paz, que ha otorgado soporte jurídico legal a los procesos de paz, la reincorporación a la vida civil de miembros pertenecientes a grupos armados organizados al margen de la ley, y a garantizar los derechos de las victimas para que obtengan verdad, justicia y reparación.

domingo, 18 de julio de 2010

Tras 9 años, madre recibió restos de 4 hijas

El Tiempo, julio 9 de 2010. Mientras Blanca Nieves Meneses camina para recibir las actas de los restos de sus cuatro hijas, asesinadas por paramilitares hace nueves años en Putumayo, las notas de un violín la acompañan.

Al fondo, el llanto de otros familiares se unía a la orquesta del dolor en uno de los salones de la sede de Naciones Unidas en Bogotá, donde la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía formalizó la entrega.

A un lado, sobre las cuatro cajas mortuorias de color blanco, reposaban las fotografías de Jenny Patricia, de 19 años; Nelsy, de 18; Mónica, de 18, y María Nelly Galárraga Meneses, de 13. Ellas fueron sacadas de su rancho por paramilitares en el atardecer del primero de enero del 2001, señaladas de auxiliar a la guerrilla.

“De nada sirvieron mis súplicas y ruegos. Me les arrodillé, pero no me escucharon”, cuenta Blanca Nieves, madre de las cuatro jóvenes, a quien la violencia también le arrebató a su marido, a finales de 1999.

“Guardaba esperanzas de que hubieran corrido otra suerte. Jamás imaginé encontrarme con esto”, dice la mujer, de 56 años.

Y agrega que “quería encontrarlas vivas para contarles todo el sufrimiento dejado por su desaparición”.

“Esa noche grité como loca –relata–, pero la Policía no hizo nada, no me ayudó y esos asesinos se las llevaron. Ese fue el regalito que nos dieron de Año Nuevo”.

A partir de ese momento comenzó su pesadilla. El temor la obligó a huir del pueblo, pues los ‘paras’ la sentenciaron a muerte. “Pensaban que mis hijas eran guerrilleras y que yo era la jefe”, asegura.

San Miguel, Mocoa y Florencia fueron localidades que la acogieron en ese afán por salvar su vida y escapar de las amenazas de alias ‘Tomate’ y ‘Raúl’, líderes paramilitares que no se cansaron de perseguirla. “Le pusieron precio a mi cabeza”, resume Blanca Nieves. Ayer acabaron 9 años de larga agonía. En el acto, varias familias de desaparecidos por el conflicto pidieron que intensifiquen las labores para lograr ubicar e identificar a sus seres queridos.

Por su parte, el fiscal (e.), Guillermo Mendoza Diago, afirmó que se está cumpliendo con los postulados de justicia, verdad y reparación contemplados en la Ley de Justicia y Paz. Y el vicepresidente Francisco Santos reiteró que su compromiso “es seguir buscando y encontrando lo más rápido posible a quienes siguen desaparecidos”

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